Maridaje

La cerveza, como cualquier bebida de calidad, historia y fama, tiene un proceso para su correcta degustación. La cata de la cerveza es un verdadero arte que debe respetar ciertas pautas y normas. Esa bebida brillante, de aspecto luminoso, coronada por elegante espuma y con intrigantes tonos que van desde el amarillo pálido hasta el caoba oscuro, amerita un examen organoléptico serio y juicioso, que no obsta para su disfrute alegre y desprevenido como el que tenemos día a día. Al igual que en el vino y la mayoría de bebidas elegantes, tres son los sentidos que van a intervenir en su examen.

Debe ser limpia, brillante y transparente, sobre todo en las tipo lager. Sobre el color existe una diversidad cromática ya que dependen del tostado que se le pueda dar a la malta. Un intenso proceso de tostado nos dará como resultado cervezas oscuras mientras que un leve secado nos dará esas cervezas amarillo claro o rubias. Por otro lado, la transparencia y brillo en una cerveza tipo lager son el resultado de su correcta elaboración, estabilización y filtrado; lo mismo pasa con las cervezas de trigo o quinua, cuya turbiedad es característica y/o sinónimo de calidad.

Vista

El olfato posee la capacidad de reconocer más de mil aromas, y es justamente este sentido el encargado de reconocer buena parte de la riqueza de una cerveza. Algunos matices aromáticos se obtienen de las materias primas, como por ejemplo el lúpulo; ingrediente fundamental en el abanico aromático, la variedad de grano según su nivel de tostado que interviene en la elaboración de la cerveza, así como la baja o alta fermentación.

También el tipo de fermentación influye en la riqueza aromática, la fermentación alta genera olores más intensos y afrutados que las cervezas de baja fermentación en donde lo floral y las notas a lúpulo y levadura son más características. Finalmente, la maduración de la cerveza es determinante para reconocer su complejidad aromática, a mayor tiempo de maduración se desarrollan “aromas” más intensos y expresivos.

Nariz

En el gusto podemos encontrar una gran cantidad de descriptores, desde el sabor delicado con notas frutales y florales, aroma a pan tostado, acento lupulado, hasta los sabores a café y chocolate negro de las cervezas negras, sin olvidar la frescura o cremosidad de una cerveza.

Así pues, la gama de sabores y sensaciones en boca que genera una cerveza son variados: Suavidad, cremosidad, dulzura (sensación a frutas), frescura, cuerpo, acidez, amargor, entre otros.

Boca

Cerveza y gastronomía

La cerveza es un compañero natural en la mesa. No puede ser de otro modo si tenemos en cuenta la inmensa variedad de productos disponibles.

Es difícil encontrar una bebida que proporcione tal número de alternativas y, sobre todo, resulta muy complicado encontrar otra bebida capaz de afrontar situaciones extremas como las planteadas por el picante, la presencia de elementos ácidos, como el vinagre, o los platos más especiados.

La gama de cervezas abarca prácticamente todo el abanico de sabores: diferentes cuerpos, densidades, sabores suaves y delicados frente a otros consistentes, serios, intensos e incisivos… pero se diferencia del resto de las bebidas alcohólicas en la combinación de tres elementos diferentes.

Por un lado, la densidad, decisiva para fijar los sabores en las papilas gustativas, y por otro el dulzor que proporcionan algunas maltas y el amargor que obtiene del lúpulo.

Hay una cerveza para cada plato o para cada variedad de producto. En cualquier caso, podemos avanzar el resultado de algunas experiencias que tienen la cerveza como protagonista:

Picante

El dulzor de ciertas cervezas favorece una magnífica relación con los platos picantes. El encuentro proporciona aromas y sabores tan exóticos como atractivos.

Acidez

Las dificultades que plantean la mayoría de los vinos en su relación con los elementos más ácidos (vinagre, zumos de cítricos…), desaparecen cuando el protagonista del encuentro es la cerveza. La densidad, la fortaleza, el amargor y el cuerpo que muestran algunas elaboraciones son determinantes a la hora de concluir esta relación con éxito.

Cocina de moderna complejidad

La cerveza se presenta además como un poderoso aliado de las tendencias culinarias de vanguardia. La complejidad de las combinaciones y la multitud de especias introducidas en la cocina por los cocineros más avanzados generan platos que a menudo se sustentan en auténticos laberintos aromáticos que encuentran un buen contrapunto en las cervezas con más carácter y personalidad.

El dulzor característico en las cervezas de fermentación alta en general y de las cervezas de abadía en particular, las convierte en compañero privilegiado para la mayoría de los quesos presentes en el mercado. Empezando por los suaves quesos de vaca y acabando por los poderosos e incisivos quesos Azules.

Quesos

CERDO: Debido a su alto contenido en grasas combina bien con cervezas estilo Lager o Pilsen. Se recomienda la elección de cervezas ligeras y suaves para acompañar las carnes de cerdo grasas. (Cerveza Pilsen Callao y/o Cusqueña Dorada).

EMBUTIDOS: Para embutidos cocidos, ahumados, chorizo y los de curación natural una cerveza ligera y suave va perfectamente con ellos.

(Cusqueña Trigo).

VACUNO: Hechas a la brasa combinan bien con cervezas rojas, de intenso sabor. (Cusqueña Roja, Arequipeña)

CORDERO: Respecto al cordero, no existe unanimidad de criterios entre los especialistas, si bien coinciden en señalar que dependerá de su preparación. La cerveza casa bien con las preparaciones de cordero muy especiadas. El cordero tiene una carne grasa y de gusto particular, sobresaliente siempre por encima de todos los aliños y aromas que se añadan. Las carnes de cordero de cierta edad pueden combinarse con cervezas Lager o Ale. (Cusqueña Quinua)

POLLO: Es buena la combinación de la cerveza con el pollo braseado al limón, o las pechugas a la parrilla al romero. Sin embargo, la cerveza es más fuerte que los sabores suaves de las aves de corral por lo que se utilizará si está presente en el guiso o si se utilizan especias en su elaboración. (Pilsen Callao, San Juan).

Pollo

PESCADO AZUL: Por su alto contenido en grasa, de sabores más marcados que los pescados blancos, (ya que el toque amargo de la cerveza puede anular parcialmente el sabor suave de estos), armonizan muy bien con las cervezas que “limpian” el paladar y en las que encuentran el contrapunto refrescante. Así pues, la cerveza puede acompañar con éxito los atunes, bonitos, sardinas, boquerones, salmones, pez espada, jureles, caballa. (Cusqueña Roja)

La suavidad de las cervezas claras combina perfectamente tanto con el marisco, pulpo al grill y los mejillones (choros). (Cerveza Pilsen Trujillo).

Es difícil establecer maridajes entre verduras y determinadas bebidas pero las cervezas les va bien. En los platos elaborados con tomates la cerveza combina muy bien, y es excelente para las verduras amargas como la alcachofa. Los espárragos combinan muy bien con cervezas ligeras. Las cervezas de cuerpo medio y ligeras maridan muy bien con todo tipo de ensaladas si estas son amargas combinarán mejor con las de más cuerpo, pero de poco amargor. (Cusqueña Dorada, San Juan).

Verduras

Para que disfrutes al máximo el último tiempo de cualquier comida y que la experiencia sea placentera como un verdadero experto en el tema, aquí te presentamos las opciones ideales para maridar un postre. Toma nota.

  • Busca un balance entre el dulzor del postre y la cerveza.
  • Si el postre resulta ser más dulce, la cerveza tendrá un sabor seco y agrio en tu paladar.
Postres